jueves, 15 de diciembre de 2011


Cochabamba nos recibe con días grises y lluviosos, a momentos sale el sol a saludarnos; entre tanto en medio de cables y computadoras crecen redes entre nosotros, cada cual habla con el que se encuentra a lado y en menos de un minuto ya se plantea un nuevo proyecto. Todos hablan, todos escuchan.

 Indudablemente las redes sociales pesan ya por cuenta propia y aprender a manejarlas correctamente ya no es una opción, es deber de cada uno de nosotros utilizarlas a favor de un bien social. Si las redes sociales podrían cambiar al mundo –preguntan- pues actualmente cambian vidas, activan iniciativas y conectan estos cambios. Es trabajo nuestro el perseverar e impulsar este avance, no olvidemos que pertenecemos a un país completamente diverso, el encuentro lo demuestra, los proyectos de unos preceden a unos e impulsarían a otros, las alianzas son importantes, ese es el objetivo.
El conocimiento está al alcance de cualquiera a quien le interese, si nos integramos cada día un poco más las distancias desaparecerán por completo, las redes sociales son las herramientas para lograr este objetivo; con un poco de dirección nos dimos cuenta de lo poderosas y generadoras que son, impulsar este tipo de actividades es nuestro trabajo.
El encuentro genera en mí la conciencia de nuevas brechas, la necesidad de información actualizada para Bolivia y el mundo, inclusión, educación. Animémonos a formar nuevos hábitos en redes sociales, aprovechemos las facilidades que ofrecen, Bolivia y el mundo necesitan más reporteros informáticos, Global Voices es el ejemplo más grande de que estas iniciativas son necesarias y sobre todo consumidas por cientos de personas en todo el mundo unidas por las redes sociales.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Las profecías de Amal


-Ya había perdido la esperanza de sobrevivir a esta tormenta. Nos estábamos hundiendo y mi gente gritaba despavorida por todo el barco. Se infiltraban en mis oídos sus gritos tan agudos y el pánico que les producía morir en obviedades. Logré escapar de mis aposentos a pesar de esta falta de gravedad en mi cuerpo, no sentía nada, solo este vaivén que a mi pobre barco le producían esos golpes que Tiamat deseaba; a mis pies cayó este catalejo viejo que tenia tirado por ahi, convirtiendose en el objeto mas preciado que tener; con éste, logro ver la luz que ilumina mis ojos a lo lejos, una luz, tiene un tinte interesante, es extraño, parece ser... ¿lila?.
Sí, lila  - Creanme yo estoy tan confundido como ustedes – en medio del más allá, una tormenta azotaba mi cabeza sin dejarme respirar, pero ahora lo único que veo es un haz de luz entrando por los cristales de mi roto catalejo, por lo que se ve más lejos de lo que está, subo gritando de duda, qué es ese lugar; si es lila tiene algo de malo, en la vida real no existen las islas lilas... En ese instante viene a mi cabeza un raro recuerdo: lila el color de nuestro sextro chakra, según ese extraño hombre que me encontré por Harappa, recuerdo mucho de lo que dijo, pero no se si lo entienda.
Trato de pensar rápidamente, me doy cuenta que no tengo otra salida que apostar por lo desconocido, ya nada podría salir peor.
Tragué ingentes cantidades de agua salada, sentía que mis intestinos se deshacían, mi lengua gritaba piedad deseando ser cortada en ese mismo instante, había perdido la conciencia hasta que sentí un delicioso aroma, fue un sentimiento tan extraño, hasta hace momentos inhalaba adrenalina, pero ahora me invadía ese sutil olor a lila, no dejaba de sentir rara esa palabra, ese color, logre levantar la mirada y todo era lila efectivamente. Mi barco había desparecido dentro de ese agujero negro, pero eso no importaba mucho, ahora la curiosidad se había apoderado de mi cabeza, logre dar unos pasos, esa arena era fria pero se sentía bien, tenía un efecto efervescente.
Cuando logré por fin la estabilidad, percibí este lugar de manera diferente, las cosas estaban inclinadas levemente.
Mandé a los pocos hombres que me quedaban, a explorar el lugar, mientras yo volvía a controlar mi mente, exaltado por tanto ajetreo, recibí noticias aún mas estrepitosas: esta no es una isla, es una especie de... planeta.
Las predicciones de ese hombre en Harappa se estan cumpliendo, el mar acabó  junto con todo lo demás, nunca jamás podría volver.